Los retrasos de Dios no
son rechazos
Dios responde a nuestras oraciones, pero
no siempre como queremos o esperamos. Él rara vez tiene prisa, lo cual se
evidencia en Su creación: le toma tiempo hacer un bebé, una flor, un árbol, un atardecer
e incluso una brizna de hierba. No se le puede apurar. Hay que armarse de
paciencia, pues cada cosa tiene su tiempo.
A veces Él aguarda a que se den las
condiciones propicias para el resultado que quiere obtener.
Como en el caso de un hombre de la
Biblia que era ciego de nacimiento. Tuvo que ser ciego toda la vida para que
todos lo supieran y para que cuando Jesús lo sanara prodigiosamente, Dios fuese
glorificado (Juan 9). Tal vez tardes años en averiguar por qué Dios no te
respondió como esperabas o en el momento en que se lo pediste; pero un día lo
sabrás y te convencerás de que Dios actuó acertadamente.
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