lunes, 4 de mayo de 2015

Las fuerzas que Dios nos da

LAS FUERZAS QUE DIOS NOS DA
Las pruebas y contrariedades que nos presenta la vida nos hacen tomar conciencia de nuestra propia debilidad e incapacidad, lo cual nos lleva a depender más de Jesús. Al igual que los árboles de las cumbres, que echan sus raíces profundamente en las grietas de las rocas, nos aferramos al Señor para sobrevivir. En esos parajes difíciles y desolados Él nos demuestra que, por sí solo, es capaz de sostenernos. A la larga salimos fortalecidos, toda vez que aprendemos a valernos de las fuerzas que Él nos da.
Nada acontece porque sí a los hijos de Dios.
Todo responde a un designio genial.
Cada problema, revés, castigo o dolor
es un golpe de cincel del Escultor celestial.
Por cada cima que tuve que vencer,
por cada piedra en que tropecé,
por todo el llanto y las penurias,
por todas las tormentas con su furia,
canta con gratitud mi corazón,
pues todo ello me enseñó valor.
Por todos los dolores y tristezas,
por las angustias y las asperezas,
por los días y años sin sentido,
por tantos sueños perdidos
doy gracias, porque sé
que en ello una escuela encontré.
No es aquello que no cuesta nada
lo que impulsa al hombre a la batalla.
Es más bien la cruel adversidad
la que atiza su voluntad.
Sobre pétalos de rosa se arrastran los endebles,
mientras los templados a las cumbres hacen frente.
Solamente hay dos escuelas
donde se educan los hombres:
la desgracia y la miseria.
En la dicha y la fortuna
se aprenden otras mil cosas,
pero las verdades nunca.

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