lunes, 11 de mayo de 2015

Me salvaste la vida

«ME SALVASTE LA VIDA»

John W. Schlatter

Marcos regresaba un día del colegio cuando advirtió que el joven que iba delante de él se había tropezado y se le habían caído todos los libros que cargaba, además de dos suéteres, un bate de béisbol, un guante y una pequeña grabadora. Marcos se arrodilló y ayudó al muchacho a recoger todas sus cosas, que habían quedado desparramadas.
Como ambos iban en la misma dirección, lo ayudó a llevar parte de lo que cargaba. Mientras andaban, Marcos se enteró de que el otro niño se llamaba Guillermo, que le encantaban los juegos de video, el béisbol y la historia, que se las estaba viendo negras con las otras materias escolares, y que acababa de romper con su novia.
Después de acompañar a Guille hasta su casa, Marcos se fue a la suya. Siguieron encontrándose cada tanto en el colegio, almorzaron juntos un par de veces y por fin los dos se graduaron al terminar la secundaria. Terminaron en la misma preparatoria, donde tuvieron breves encuentros a lo largo de los años. Por fin llegó el tan esperado último año. Tres semanas antes de la graduación, Guillermo le preguntó a Marcos si podían conversar. Guillermo le recordó aquel día, hacía muchos años, en que se habían conocido.
—¿Alguna vez te preguntaste por qué cargaba yo tantos libros aquel día? —le preguntó—. Lo que sucedió es que acababa de vaciar y limpiar mi casillero del colegio, porque no quería dejarlo desordenado para quien fuera a ocuparlo después de mí. Había ido juntando pastillas de dormir que le quitaba poco a poco a mi mamá, y me dirigía a mi casa, decidido a suicidarme. Pero tras pasar ese tiempo conversando y riendo contigo, me di cuenta de que si me hubiese quitado la vida, me habría perdido ese y tantos otros momentos que a lo mejor vendrían. Ya lo ves, Marcos, aquel día, cuando me ayudaste a recoger los libros, hiciste mucho más que eso: me salvaste la vida. 

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